ARQUITECTURA REPRESENTATIVA DEL GUAYAS

Las Peñas, donde resaltan algunas casas hechas con madera y que son parte de la arquitectura republicana que tuvo la ciudad a fines del siglo IXI.
Aunque es el lugar más visitado por los turistas y que tiene una mayor convocatoria cuando se celebran las fiestas julianas y octubrinas, Las Peñas no es solo esa referencia de la historia arquitectónica y patrimonial de Guayaquil.
Dos historiadores de la arquitectura de Guayaquil, Melvin Hoyos y Florencio Compte, destacan que la ciudad tiene una rica historia que es desconocida por los habitantes de la capital guayasense.
"Quién se puede imaginar que las casas colectivas de la calle Ximena pueden llegar a ser consideradas como patrimonio por sus características de construcción, por ser las primeras (de este tipo) que se hicieron (en la ciudad)", refiere Hoyos, director de Cultura y Promoción Cívica del Municipio porteño.
Solo en la ciudad hay 521 edificaciones patrimoniales establecidas por el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), que abarca inmuebles, plazas, iglesias.
Melvin Hoyos señala que en Guayaquil hay cuatro clases de arquitectura bien definidas y que la gente puede apreciar tres de esas.

CEMENTERIO GENERAL

Antiguamente en la época colonial, se acostumbraba a enterrar a los muertos en los templos o en pequeños panteones, lo cual generaba muchas complicaciones, por lo que en el año 1809, ante la imperiosa la necesidad de construir un cementerio, el Gobernador de Guayaquil, Bartolomé Cucalón, recibió la orden real de construirlo.
Así, un 27 de Abril de 1823, se fundaba oficialmente el primer Cementerio General de Guayaquil, diseñado por Juan Francisco Ycaza, edificado en la parte norte de la ciudad, en las laderas del Cerro del Carmen, donde antes había un pequeño panteón para los pobres. Con el tiempo fue creciendo hasta extenderse a lo largo de la calle Julián Coronel y la Pedro Menéndez Gilbert.
En 1886, el doctor Francisco Campos Coello, Presidente del Concejo Cantonal de Guayaquil, para ayudar a la población menos protegida, creó la Junta de Beneficencia, fundada oficialmente el 29 de Enero de 1888 y a quien se confió la administración del cementerio, a más de hospitales y orfelinatos.
En las primeras décadas de los años XX, llegaron a Guayaquil varios arquitectos y escultores italianos para la construcción de edificios públicos y las familias adineradas, los contrataron para construir suntuosos mausoleos, que hoy son una joya arquitectónica de la ciudad, que ha sido reconocido internacionalmente como uno de los mejores de Sudamérica y Patrimonio Cultural continental.
Así, un 27 de Abril de 1823, se fundaba oficialmente el primer Cementerio General de Guayaquil, diseñado por Juan Francisco Ycaza, edificado en la parte norte de la ciudad, en las laderas del Cerro del Carmen, donde antes había un pequeño panteón para los pobres. Con el tiempo fue creciendo hasta extenderse a lo largo de la calle Julián Coronel y la Pedro Menéndez Gilbert.
En 1886, el doctor Francisco Campos Coello, Presidente del Concejo Cantonal de Guayaquil, para ayudar a la población menos protegida, creó la Junta de Beneficencia, fundada oficialmente el 29 de Enero de 1888 y a quien se confió la administración del cementerio, a más de hospitales y orfelinatos.
En las primeras décadas de los años XX, llegaron a Guayaquil varios arquitectos y escultores italianos para la construcción de edificios públicos y las familias adineradas, los contrataron para construir suntuosos mausoleos, que hoy son una joya arquitectónica de la ciudad, que ha sido reconocido internacionalmente como uno de los mejores de Sudamérica y Patrimonio Cultural continental.
CASAS PATRIMONIALES DEL BARRIO LAS PEÑAS

Las Casas Patrimoniales del Barrio Las Peñas, el primero de Guayaquil, datan de la década de 1920, pues las primeras construcciones hechas en el tiempo de la Colonia, se quemaron en el incendio del 5 y 6 de octubre de 1896, en que desapareció la mitad de la ciudad.
Reconstruidas nuevamente, seis años después, volvieron a sufrir otro gran flagelo, el del 16 de Julio de 1902, por lo que hubo que volver a edificar las casas, que esta vez eran de madera y quincha, con cubiertas de zinc.
Inicialmente fue un barrio proletario de pescadores y artesanos, pero en la década de los años 20, debido al boom cacaotero y el crecimiento económico de la ciudad, las familias acaudaladas eligieron este sector para edificar sus viviendas, considerando su ubicación geográfica de estar en lo alto del cerro con vista al río y en medio de un paisaje de ensueño.
Así empezaron a construirse casonas imponentes, construidas en madera, que era una industria floreciente en la ciudad y que marcó la identidad porteña, que se caracterizan por ser una mezcla de diferentes estilos que corresponden a los gustos de sus propietarios y al hábil trabajo de los carpinteros de la ribera y los artesanos que daban forma a construcciones que para la época no tenían una concepción arquitectónica definida.
De esas casas, en las que vivieron presidentes de la República, artistas, literatos, músicos, hacendados, industriales y personajes de la cultura, hay 32 viviendas que han sido consideradas patrimoniales, entre las que se distinguen la Casas: Antonio Neumane, autor de la música del Himno Nacional, Baquerizo Moreno, Arroyo, Arosemena, Marín, Hoeb, Gabela, Triviño, Salcedo, Arturo Zea, Elba Núquez, Inmuebles Yela y El Roble, Asociación Cultural, Villa Pharos y Hotel del Río.
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